Hoy os sorprenderá la publicación del blog, y es que a la sección de "la invitada de hoy es.... " ha querido asomarse Carla, una niña a la que leer y escribir le corren por las venas. Sus bisabuelos, al igual que los míos, fueron agricultores así que en su mapa genético también está escrita una parte de la historia de nuestra tierra. Una niña cuyos valores están ya muy definidos como podréis comprobar en el relato corto con el que participa en esta sección del blog.
Carla nos trae un texto que refleja la realidad que se vivía en nuestro rural hace no mucho tiempo y que, por desgracia, en otras zonas rurales de nuestro planeta es una realidad aún hoy en día. Con este texto Carla hace un homenaje a todas esas mujeres que lucharon y luchan por salir adelante en un entorno que en muchos casos les es hostil. Unas mujeres que se levantan cada mañana con un sólo objetivo; sacar adelante a sus familias y conseguir una igualdad plena entre hombres y mujeres. Así que sin más, sólo me queda darle las gracias de todo corazón por regalarnos esta preciosa historia de valores y superación. Un besazo !!!!!
LA LUCHA HASTA LA IGUALDAD
Principios del siglo XX. Las diferencias
entre el hombre y la mujer son abismales. La historia de una familia normal que
por aquel entonces vivía en un pequeño pueblo de Galicia, España.
Catuxa y su hermano Henrique fueron educados
para trabajar el campo desde niños. Siempre fue así. Siempre hasta que Henrique
cumplió los siete años y sus padres decidieron llevarlo al colegio de un pueblo
vecino. Henrique iba todas las mañanas al colegio con sus amigos, mientras su hermana Catuxa se quedaba
cuidando el huerto y a los animales. A medida que los años pasaban Henrique se
hacía más sabio y competente, a la vez que la sed de conocimientos de su
hermana aumentaba. Por las tardes, en su
tiempo libre Henrique se iba a jugar con sus amigos, mientras que su hermana
buscaba pequeños momentos para esconderse en la despensa y, con los libros de
su hermano, intentar aprender algo. Pasaban los años y todo seguía igual. Henrique
estudiaba y Catuxa trabajaba. Todo era siempre igual. Catuxa siguió
''estudiando'' con los libros de su hermano y al cabo de dos años ya sabía
escribir y leer casi a la perfección.
Cuando Catuxa cumplió dieciséis años decidió hablar con sus padres e
intentar que le permitiesen estudiar. Su madre la comprendía a la perfección,
pero su padre estaba muy a la defensiva
y, como por aquel entonces los
hombres tomaban las decisiones en la
familia, Catuxa no podía estudiar. Lloró
y lloró mientras trabajaba el huerto, pensando que a eso estaría condenada toda
la vida: a ser una chica con sed de conocimientos a quien le faltaron los
medios para lograr ser algo más que una campesina.
Cuando Catuxa lo daba todo por perdido se le
ocurrió la idea más brillante de toda su vida. Una mañana en la que su hermano
estaba enfermo se puso su ropa, cogió su mochila y sus libros y se fue al
colegio en su lugar. De camino habló con su amiga Uxía, quien llevaría las
vacas a pastar en su lugar, y así podría justificar su ausencia en casa. Todo
salió como esperaba, y lo repitió varios días más hasta que un día su padre la
descubrió. Creía que la mataría y no la dejaría volver a tocar un libro. Pero
al día siguiente apareció con una matrícula a su nombre para un colegio
femenino que no quedaba lejos. Lloraba de la emoción. Ahí empezó la carrera de
una persona que años más tarde sería de gran importancia para la igualdad entre
hombres y mujeres. En el año 1940 Catuxa acabó la carrera de derecho y decidió
hacer algo en contra de esa desigualdad que ella misma había sufrido. Así, diez
años más tarde, en 1950, a la cabeza de una organización, logró que las
desigualdades entre hombres y mujeres se
redujesen de forma notable.
Carla
González
Enhorabuena Juanjo por este blog tan inspirador. Y a esta futura promesa Carla, que nos encandila con su habilidad en la escritura, y sobretodo, con su forma de ser. Parabéns.
ResponderEliminarMuchísimas gracias!!!!! Un saludo.
EliminarCarla es fantástico y especial lo que has escrito: consigues que nos sintamos identificadas con esa mujer y lo mejor despiertas las ganas de continuar lo que otras grandes empezaron... un placer leerte y gracias Juanjo por esta joya, abrazo!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario Mónica. Bonitas palabras que te agradezco y sin duda que Carla se sentirá muy feliz al leerlo. Un abrazo..
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