Que los insecticidas naturales, han ganado popularidad debido a su bajo impacto ambiental, es un hecho. Que además son eficaces para evitar la propagación de plagas entre nuestros cultivos y que son un sustituto perfecto a los productos químicos sintéticos, es otro hecho contrastado y que después de casi 20 años utilizando este tipo de insecticidas en mi propia huerta puede atestiguar su eficacia.. Entre esos insecticidas orgánicos se encuentra el insecticida realizado a base de cáscara de limón. Este producto utiliza los compuestos bioactivos presentes en la cáscara de limón para combatir plagas de forma efectiva, económica y ecológica. ¿Por qué el limón actúa como insecticida? La cáscara de limón, contiene varios componentes que contribuyen a su capacidad insecticida. Por un lado tenemos los aceites esenciales, principalmente el limoneno , un compuesto con propiedades repelentes e insecticidas que está presente en los cítricos. El limoneno actúa interfiriendo con los sistemas nervio...
Los bancales cerámicos, el invitado de hoy es .....
Cuando me inicié en esta aventura de contar mis experiencias en la huerta en un blog y en un canal de youtube. No podía imaginarme la enorme satisfacción que conseguiría con ello. Pensar que una, dos, tres .... personas dedicaran un par de minutos de su tiempo a ver mis vídeos o leer mis post ya era un logro enorme y una empresa complicada. Pero lo conseguí y eso, no puedo ocultarlo, me encanta.
Pero no sólo he conseguido, no sin esfuerzo, el que mucha gente leyese el blog o viese algún vídeo. Si no que además me he encontrado con mucha gente a la que admiro y sigo porque comparten conmigo la pasión por la huerta. Y hoy quiero presentaros a una de esas personas. Se trata de Miguel Ruíz, miracebo, una persona a la que admiro por cómo hace y cuenta las cosas ensu canal de youtube. Y es que sólo con verlo te das cuenta de que es muy buena gente. Gracias maestro !!!!!
Hoy en nuestra sección de "el inviado de hoy es....." miracebo y los bancales cerámicos.
Los bancales cerámicos.
Los bancales cerámicos son una variación del sistema del bancal profundo utilizado ya en Francia en el siglo XIX y mucho antes ya por los horticultores chinos. Se popularizó por la necesidad de aprovechar mejor las escasas y valiosas tierras de las cercanías de París a las que había que sacar el mayor aprovechamiento posible para hacerlas rentables.
El suelo agrícola tiene una estructura formada generalmente por una capa superficial productiva y bajo ella, otra capa de arcilla o piedra más compacta y con poca materia orgánica.
Las raíces de las plantas se desarrollan en su totalidad en la primera capa más suelta y aireada, formada por materia orgánica, arena y arcilla en distintas proporciones, lo que determina los distintos tipos de suelo.
A la capa inferior muy compacta se suele llamar “suela” con buenas razones, ya que impide que las raíces se desarrollen en ella .
La mayor producción de las plantas se consigue con un desarrollo óptimo de su volumen de raíces lo que obliga a separarlas lo suficiente para que no se estorben ni se roben nutrientes unas a otras.
En un terreno normal, poco profundo, las raíces se desarrollan extendiéndose en superficie y ocupando mucho espacio pero si la capa activa es profunda, las raíces se desarrollan hacia abajo, en profundidad y ocupando, por tanto, menos superficie, lo que nos permite ponerlas más juntas. Esto, lógicamente redunda en una mayor productividad que era lo que necesitaban los agricultores parisinos y, en general, los que disponen de poco espacio para sus cultivos.
El sistema que ya describe a la perfección John Seymour en su libro “El horticultor autosuficiente” consiste en disponer los bancales con una profundidad de tierra removida entre 50 y 60 cm. La mitad estaría a la altura normal del suelo y la otra mitad por encima con lo que la superficie cultivable se eleva entre 25 y 30 cm de la altura normal del suelo quedando un talud en pendiente que también se puede cultivar.
Este bancal no se pisa nunca por lo que la tierra se mantiene suelta y no se apelmaza. El problema es que con la lluvia y los riegos el pequeño talud se va demoronando, allanándose y el bancal va perdiendo altura con el tiempo.
La solución nos la descubrió hace ya años un gran horticultor balear: Destripaterrones y consistía en delimitar los bancales con unos rasillones cerámicos utilizados en la construcción. Son unos enormes ladrillos de 1m de largo y 30 cm de alto lo que nos permite tener un bancal de esa altura y anchura con un largo que, lógicamente, depende del terreno de que dispongamos aunque, por comodidad, se recomiendan no más de 6 u 8 metros.
El número de bancales puede ser de cuatro o múltiplo de cuatro para que resulte más fácil la rotación de cultivos. Es buena idea también el tener uno o dos bancales para las plantas perennes como fresas, alcachofas etc.
John Seymour recomendaba una anchura de bancales de 1,50 m que no se puede conseguir con estos rasillones si no es empalmándolos. Es un problema cuando se tienen plantas de mucho porte como tomateras, pimientos o coles que necesitan bastante espacio para que no se enreden sus hojas, puedan recibir luz abundante y circule bien el aire entre ellas. Esto se soluciona plantando al tresbolillo lo que permite una separación mayor.
Otro inconveniente es la fragilidad de los rasillones y su resistencia a la intemperie, sobre todo a las heladas. La solución estaría en utilizar madera convenientemente tratada lo que encarece bastante todo y sigue provocando dudas sobre su durabilidad.
A continuación contaré mi experiencia para quien le pueda servir.
En un espacio de unos 100 m2 pasé el arado y le pedí al tractorista que profundizara lo más posible hasta que apareciera la suela que fueron unos 25 ó 30 cm.Con cuerdas y varillas de acero corrugado de 10 mm delimité 9 bancales, 8 de 1m y uno más pequeño de 80 cm dejando unos pasillos de 50 cm entre ellos.
A continuación fui colocando los rasillones guiándome por las cuerdas y sujetándolos apoyados en varillas de acero de 70 cm clavadas en el suelo. Luego aporté una gran cantidad de estiércol y compost que cubrí con otra capa de tierra procedente de los pasillos con lo que me quedaron los bancales casi llenos y en condiciones óptimas para plantar. Al final me quedaron unos bancales profundos de unos 50 cm de tierra suelta.
Y mi opinión…
El rendimiento que he conseguido ha sido mucho mayor que cuando trabajaba mi huerta con el método tradicional. El trabajo de preparación del terreno se ha reducido drásticamente: tan sólo clavo la laya y remuevo ligeramente sin voltear la tierra, lo que me lleva una media hora por bancal. Aporto el compost y estiércol en superficie lo que me evita el trabajo de enterrarlo.
Pero la ventaja que más valoro es que tengo la tierra 30 cm más cerca y con una pequeña inclinación llego al suelo lo que facilita enormemente las tareas de plantación y limpieza.
En cuanto a la durabilidad de los rasillones y teniendo en cuenta que mi clima es templado con pocas heladas, tengo que decir que en unos 10 años de utilización no he tenido que cambiar ninguna pieza; hay algunas algo rotas en la parte superior pero porque las he roto con algún golpe, no porque sean muy frágiles y puedo asegurar que si algún día me mudara de terreno, lo primero que haría sería construirme unos bancales cerámicos.
En el siguiente vídeo expico cómo realicé mis bancales cerámicos.
Y cómo me gusta aprender de los maestros y sobre todo emprender nuevas experiencias y experimentos en la huerta. Aquí podéis ver un vídeo en el que os muestro mi primer bancal cerámico y los cultivos que tengo en este momento y como evolucionan. Espero que os animéis a ponerlos en práctica. Un saludo.
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