Cultivar habas (Vicia faba) es bastante sencillo ya que es un cultivo que se adapta muy bien tanto a climas templados como fríos y no es demasiado exigente en cuanto a las condiciones del suelo. Además es una leguminosa que nos aporta un importante beneficio a nuestros huertos ya que fija nitrógeno de la atmosfera en el suelo. Podemos cultivarlas para consumo o para recuperación de suelos ya que como te comentaba, es una leguminosa y por lo tanto tiene la capacidad de captar el nitrógeno de la atmósfera y fijarlo en el suelo. De esta forma podemos utilizarla para sembrarla en terrenos en los que hayamos cultivado plantas gran consumidoras de este elemento para recuperar este macronutriente tan abundante en la atmosfera y que las plantas necesitan para su crecimiento. Yo, por poneros un ejemplo, siembro habas en la fila en la que siembro los tomates en primavera. Condiciones de cultivo: Cuándo sembrar : Puedes sembrarlas tanto en otoño como en primavera. En climas con heladas lo mejor
Sí has leído correctamente, hoy voy hablaros de las algas y su utilización como fertilizante. Y es que aunque ese será el tema principal del post sólo dejaros un pequeño apunte antes de entrar en el tema. ¿Sabías que las algas se comen? y que hay una floreciente industria alrededor de ellas. Y qué además de ser el principal ingrediente de platos elaborados por los más prestigiosos cocineros del mundo también se puede incorporar en forma de harina a los piensos de los animales. O que está presente en algunos cosméticos. Y lo más importante de todo que hay empresas muy importantes a nivel mundial que investigan con algas para el tratamiento de enfermedades tan conocidas como el cáncer.
La verdad es que después de lo que acabas de leer lo que viene a continuación te parecerá una nimiedad pero es lo que toca y es que la temática de este blog es la huerta y es de lo que os voy a hablar a continuación. Las algas y su utilización como fertilizante.
Para mucha gente del interior, entre los que me encuentro, esto de utilizar algas en la huerta nos sonaba a chino, pero cuando era niño, y cuando no lo era tanto también, e iba a las zonas de costa, muchas veces me encontraba con gente recogiendo algas en la playa.
Algunos con pequeños tractores, otros con burros que tiraban de un remolque o carro, incluso gente con capachos, de los que se utilizan en la vendimia. Me llamaba mucho la atención y me preguntaba para que querrían las algas. Para mí en esa época no dejaba de ser una cosa molesta que se enredaba entre las piernas cuando quería darme un chapuzón. Y además os puedo asegurar que en aquella época no había oído a nadie que preparase un revuelto con ellas.
Pasaron los años y las inquietudes crecen y las ganas de saber también así que después de dedicar algún tiempo a la huerta y a leer e investigar un poco sobre este gran mundo. Descubrí que lo que aquella gente hacía era recoger abono para fertilizar la tierra de sus fincas. Lo que la gente de interior hacíamos con los excrementos de los animales, como vacas, caballos, ovejas, conejos, etc. Ellos lo hacían con las algas.
Aún retengo en mi memoria, una imagen de un señor mayor con su visera de publicidad de una conocida entidad bancaria gallega, con su burro y un pequeño carromato lleno de algas, en la playa de la lanzada, en Pontevedra. Y es que la utilización de estos organismos no es de ahora, si no que se remonta a tiempos pasados, cuando nadie hablaba aún de la agricultura ecológica y cuando la utilización de productos químicos para el tratamiento de plagas o como abono casi eran inexistentes.
Por eso, los agricultores que vivían en zonas costeras, se acercaban a las playas para recoger las algas que eran arrastradas con la subida de la marea y que se quedaban en la arena una vez que esta volvía a bajar.
Y es que al parecer la incorporación de algas al suelo contribuyen a mejorarlo, aportando macronutrientes, aminoácidos y vitaminas necesarios para el correcto desarrollo de las plantas. No sé hasta qué punto esa gente conocía sus propiedades. Pero lo que está claro, es que en algún momento supieron aprovechar un recurso natural que estaba ahí al alcance de su mano y que les ayudaba en su tarea de cultivo.
Es un hecho que la agricultura, a pequeña escala, está de moda, que proliferan los huertos urbanos y que mucha gente vuelve a recuperar su pequeño terreno en el rural para cultivar sus propias lechugas y tomates. Bienvenidas sean estas modas, y que duren, como diría el otro. Pero a lo que iba. Son muchos los que quieren tener su propio huerto pero no todos pueden acceder a abonos de calidad y ecológicos. Y es aquí donde las protagonistas del post de hoy vuelven a cobrar protagonismo en forma de concentrados. Ya en su día la industria intentó comercializar abonos elaborados con algas pero el alto coste y la llegada de los fertilizantes químicos no ayudó a que ésta prosperase.
Si vives en la costa y aprovechando los meses de más calor puedes, siempre y cuando no esté prohibido o no necesites un permiso especial para ello, recoger algas en la playa y dejarlas secar al aire libre para incorporar después a tu huerta. Esto te ayudará a fertilizar de forma natural y económica tu suelo.
Pero si no es así, no tires la toalla, aún puedes abonar tus plantas con algas y es que hoy podemos encontrar en el mercado diferentes extractos líquidos que podemos aplicar en los riegos con unos resultados más que aceptables en el crecimiento de nuestras hortalizas. Estos concentrados ayudan a fortalecer las raíces, a estimular el crecimiento de las plantas y favorecer la salud de las mismas. Además de estimular la germinación.
En el siguiente vídeo puedes ver un producto que yo utilizo sobre todo para el abonado de semilleros y para el cultivo en macetas. Espero que te sirva de ayuda.
Para más información o para adquirir el extracto de algas, pincha aquí.
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